
Rosas pálidas cubriendo la escarcha
frio mármol en esta noche eterna
sueños que se pierden en las cavernas
donde se ha escondido el alma.
Es la llamada de la lejanía
de todo lo desconocido
la meta de todo camino
el ocaso de toda una vida.
El viento azota sin piedad
pero no hiela, no se siente,
entre frías piedras yace, inerte
el corazón dejó de palpitar.
Una plegaria sacude el silencio
el rezo amargo de quien llora
cubriéndose el rostro implora
es todo tristeza y desaliento:
"la esperanza de un eterno encuentro
mas allá de los espacios y los tiempos"
A TI ESTEBAN MI QUERIDO PADRE
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